Uno de los grandes desafíos para la industria del entretenimiento, ha sido el generar una experiencia realista e inmersiva; y el ingenio que se debe poner para conseguir que el público se asombre. Un poco de experiencia inmersiva, atrae la innovación.
Recordemos al cineasta estadounidense William Castle, en sus esfuerzos por transformar la experiencia de asistir al cine para ver una película de terror en una aventura total, con su filme “Escalofrío” (The Tingler, 1959), donde los espectadores recibían una pequeña descarga eléctrica en algunas escenas, que les hacía saltar y gritar de sus asientos. La técnica innovadora recibió el nombre de PERCEPTO.
También está el caso de “13 Fantasmas” (13 Ghosts, 1960) donde al ingresar a la sala de proyección, se le obsequiaban al espectador unas gafas “especiales”, (The Ghost Viewer), con las que se podían ver a los fantasmas muy de cerca.
Y no hablemos de la introducción de los primeros lentes anaglíficos para ver en 3D, que, aunque no lo crean, la primera película llevada a la pantalla utilizando este efecto fue “The Power of Love”, en 1922. Los lentes constan de dos filtros de colores opuestos en el círculo cromático, que consiguen filtrar las imágenes proyectadas; la cuales tienen un desfase para lograr el efecto de profundidad. Pasando sin pena ni gloria, en los años 20’s, pero se tuvo un gran auge más adelante en los 50’s del siglo pasado; siendo utilizadas principalmente en parques de diversiones, centros de ocio; pero, con más éxito, en la industria cinematográfica.
El uso de estos catalejos podía generar cansancio visual y hasta dolores de cabeza, pero todo evoluciona y se han mejorado las proyecciones en 3D; así surgieron lentes polarizados, ofreciendo una mejor experiencia. Ahora pasemos de la pantalla grande a la pantalla chica; con la salida de películas y electrónicos, que permiten reproducir imágenes para apreciarse en 3D en la comodidad del hogar… obviamente con el uso de los otros maravillosos lentes.
Existe una gran variedad de estas tecnologías 3D como: RealD 3-D, Dolby 3-D, IMAX 3-D, XpanD 3-D y Digital 3-D. Algunos cines ofrecen experiencias 4D, en el que se implementan varios estímulos; desde movimiento de los asientos, olores y la ligera brisa de agua, todo con el fin de sumergirte en la historia.
Hoy en día podemos disfrutar de experiencias inmersivas mucho más grandes con el uso de varios dispositivos: incluyen desde lentes, teléfonos móviles y computadoras. Todo gracias a la llamada Realidad Virtual, que nos ofrece una experiencia audiovisual 360, la cual logra engañar a nuestro cerebro para hacernos sentir que estamos en otro lugar. Existen varios métodos, desde un simulador, proyecciones por ordenador y la inmersión de entornos virtuales.
Como es de esperarse todo apunta a que esta tecnología alcanzará a la industria de los videojuegos, pero las aplicaciones van más allá del meramente recreativo, pues sus posibilidades pueden explotarse en distintas áreas: desde la educación hasta la medicina y más.
Estamos en un punto donde casi podemos ver materializadas esas ideas futuristas que se vislumbraban en la ciencia ficción en los años 70’s y 80’s del siglo XX, como las proyecciones holográficas 3D, de las que ya existen sistemas en operación.
Como seres sensibles y altamente visuales, con cada nueva experiencia, se coloca la vara más alto, y no sabemos hasta dónde nos llevará el ingenio, sólo espero que nunca perdamos la capacidad de asombro para poder seguir disfrutando de los grandes avances y eventos.